En este mundo que es inestable y siempre en transformación, el poder inmanente del Señor es lo único permanente y fijo. A fin de realizar lo permanente (Nithyam) y lo verdadero (Sathyam) debe uno por fuerza adherirse a aquella fuente y sostén. No hay escape de este camino. Es el destino de todos y cada uno, no importa la edad o la erudición, el clima o la casta, el sexo o la situación.
Y al caminar por este sendero, cada uno puede observar su sombra que pasa sobre el lodo o la tierra, sobre huecos o montículos, espinas o arena, charcos o desiertos. A usted no le afecta lo que le sucede a su sombra, ¿no es así? Ni la sombra se ensucia por ello. No se preocupa en lo más mínimo por donde pasa o cae. Sabemos que la sombra y sus experiencias no son ni Nithyam ni Sathyam; similarmente, deben convencerse de que su yo no es otra cosa que la sombra del Paramatma y que esencialmente no son ese yo, sino el Paramatma o Alma universal mismo. Ese es el remedio para la aflicción, la fatiga y el dolor.
Desde luego, será solamente al final de un largo y sistemático proceso de Sadhana cuando ustedes quedarán fijos en la Verdad; entretanto, es probable que se identifiquen con este cuerpo y olviden que el cuerpo que proyecta una sombra es en sí una sombra. El primer paso en el sadhana es la adherencia al Dharma, en cada acto individual y social. El Dharma que se sigue en relación con la naturaleza o materia (prakriti) lleva automáticamente al Dharma en el campo espiritual también y deben adherirse a él con fuerza.
Sathya Sai Baba.
(extracto D. Discurso 1956)
No hay comentarios:
Publicar un comentario