Querido, querido mío,
tú preguntas cómo sabrás cuándo estoy cerca de ti.
Cuando en una noche sofocante
todo es caluroso y está quieto,
y la primera brisa fresca
roza tus mejillas,
piensa en mí.
Cuando el dolor del hambre es aplacado
y la soledad es traspasada por la felicidad,
piensa en mí.
Cuando tu boca está reseca
y apenas puedes hablar,
y con el primer sorbo de agua fresca
te estoy calmando,
piensa en mí.
Cuando salpico tu rostro
con una fresca llovizna
y riego la tierra,
las hojas amarillas y secas,
y con el primer olor a tierra mojada
te estoy purificando,
piensa en mí.
Cuando el dolor se disipa
y desaparecen las lágrimas,
piensa en mí.
Cuando los ojos están horrorizados
por las crueldades de la vida
y con el primer destello del silencioso
sol poniente
te estoy confortando,
piensa en mí.
Luego preguntas cómo sabrás cuándo tú estás
cerca de mí.
Cuando el ardiente sol
te ha resecado a ti y a la tierra;
y la arena y el polvo cubren tus ojos,
ni la mínima sombra te rodea
y tú me amas.
Cuando a la soledad la acompaña
el hambre
y ninguna es satisfecha
y tú me amas.
Cuando tus labios están agrietados,
tu lengua sabe a arcilla,
tu garganta está cerrada,
no hay agua por aquí ni por allá,
ni siquiera un espejismo está a la vista,
y tú me amas.
Cuando te arrebato
tu más preciada posesión,
y al perderla de vista
la oscuridad te envuelve
y tú me amas.
Porque todo lo que ves, oyes, hueles, gustas o tocas me pertenece. Por lo tanto,
¿Cómo puedes darme lo que yo ya poseo, sino tu amor?
Y eso yo te lo entregué antes del comienzo de los tiempos como la posesión de tu alma.
Cuando tú me lo devuelvas, entonces sabré que tú de verdad eres mío y yo
disolveré en mí tu dolor y tu felicidad; siendo yo ese amor,
yo te situaré por siempre en la bienaventuranza.
Porque te amo y pienso en ti constantemente.
De tu más amoroso Padre,
Sri Sathya Sai Baba.
del libro: "Cartas de Sai Baba a sus estudiantes".