Todos los estudios, las recitaciones y los discursos que se escuchen carecerán de valor si la práctica no sigue al precepto.
Sólo quienes lo sacrifican todo pueden entrar al cielo.
Una vez tres personas llegaron a las puertas de Svarga (el cielo). Una de ellas declaró que dominaba todas las escrituras y que, por lo tanto, las puertas debían abrirse para dejarlo pasar.
Los guardianes le dijeron: -“Tú sólo estás familiarizado con los textos. No tienes experiencia práctica. Márchate”.
El segundo hombre dijo: -“He realizado muchos yagas y yajnas (ritos de sacrificio y rituales)”.
Los guardianes respondieron: -“Tú has realizado los rituales con un objetivo egoísta. Aquí no hay lugar para ti”.
La tercera persona, un granjero, se acercó a las puertas y dijo:
-“Soy un pobre granjero que tiene una choza y dos acres de tierra. He ofrecido alimento y bebida a los transeúntes y les he dado refugio cuando fue necesario. He compartido con ellos lo poco que tenía. Este es todo el sadhana que he podido practicar”.
Los guardianes dijeron: -“Puedes entrar”.
La historia ilustra la verdad según la cual sólo aquellos que están preparados para sacrificar lo poco que poseen para ayudar a los necesitados tienen derecho a entrar al cielo.
Muchos han leído numerosos libros y han escuchado innumerables discursos. ¿Qué efecto han tenido? ¿Ha habido algún cambio en sus vidas? Si ellos analizaran sus vidas, descubrirían que la respuesta es negativa.
Mientras escuchan un discurso, tal vez se sientan inclinados a la renunciación. Dan la bienvenida a las enseñanzas. Sin embargo, después de unos momentos, regresan a su personalidad original.
Por lo tanto, el primer requisito es un cambio en la actitud mental.
Si no se da este cambio, serán inútiles otros cambios que puedan ocurrir. Deben transformarse las cualidades, no la vestimenta.
D. Discurso Marzo 1988.
Sathya Sai Baba.