viernes, noviembre 11, 2011

La disciplina espiritual.

"De este mundo transitorio, deteriorable, llévame al mundo eterno de la Bienaventuranza".
"Dame la refulgencia de Tu Gracia e ilumina mi Alma con la Verdad". 
"Libérame de la tortura del nacimiento y la muerte, destruye los anhelos de la mente
 que son los que producen las semillas del nacimiento". 

La vida del hombre debe ser una perpetua disciplina espiritual, independientemente de las circunstancias que lo ro­dean. No hay períodos más o menos favorables. El tiempo mismo es parte del reino material; por lo tanto, tiene validez relativa.

El camino a seguir tiene dos características: agradable y moderado. Que no sea demasiado ostentoso ni demasiado ruinoso, ni demasiado presuntuoso, ni demasiado delicado. Tomen el punto medio, esto rendirá el máximo beneficio. No se puede renunciar completamente al ansia por los objetos materiales; entonces, es mejor transformar esa ansia en un instrumento para la adoración.

Dediquen todos sus esfuerzos a Dios; acepten todos sus logros y fracasos como pruebas de la Gracia del Señor. Su voluntad decretó que así debía suce­der. Transformen las seis pasiones: lascivia, cólera, codicia, deseo, orgullo y odio, en factores de elevación espiritual.

Siembren en el campo de su corazón las semillas de los nobles pensamientos llenos de humildad. Riéguenlo con el agua del amor, protejan el crecimiento de las plantas con el pesticida del valor; abónenlas con el fertilizante de la concentración, entonces las plantas de la devoción producirán el fruto de la Sabiduría Eterna; tendrán la revelación de que ustedes son Él y cuando llegue esta revelación ustedes se convertirán en Él, ya que ustedes siempre fueron Él, aunque antes no lo habían entendido.

(del libro: "Sadhana: El sendero interno")

- Sathya Sai Baba.





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