La mente siempre intenta dialogar con ella misma y hacer planes. Esta facultad de elaborar proyectos hace que el hombre busque las soluciones a sus problemas, que están continuamente presentes. Debemos eliminar esta tendencia, no permitiendo que nuestros problemas impidan nuestro descanso. Cuando se pasa la vida buscando los defectos en los demás y preocupándose por cosas exteriores, la mente es como el papel carbónico, que bloquea en esta forma el progreso espiritual. Cuando la mente está en contacto con pensamientos bajos se transforma en débil y pierde su fuerza de concentración.
Hay tres formas de reducir la mente al silencio:
1) Ejercicios respiratorios, de inspiración y expiración, concentrando la atención en un objeto y calmando las oleadas de la mente.
2) Servicio a los demás: Cuando la mente está ocupada con ciertos deberes, tales como enseñar a los alumnos altos ideales, alentar y consolar a los enfermos. El diálogo mental cesa naturalmente por sí mismo.
3) Disciplina espiritual: Cantar la Gloria de Dios, recitar su santo Nombre, y ciertas posturas de yogas, ayudan a calmar la mente.
(extracto del libro: Divinas Palabras.)
-Sathya Sai Baba.