En la meditación, la mente, el intelecto y los distintos sentidos, son trascendidos por medio del autocontrol. Todas las dualidades, las dicotomías, las diferencias y las relatividades desaparecen en el estado supraconsciente de la meditación. La meditación es sinónimo del conocimiento unitivo de la Deidad. Constituye una visión de lo Divino y un camino hacia ello. Conduce hacia el Sat Chit Ananda o realidad integral de Existencia Conciencia Bienaventuranza. Otorga la dicha perdurable y la Bienaventuranza del Alma. Le ayuda al hombre a alcanzar la Bienaventuranza Suprema y la de la no dualidad.
Un aspirante espiritual tendrá varios tipos de experiencias durante la meditación. Cuando llegue a estar absorto en la Divinidad, escuchará diferentes clases de sonidos. Desarrollará una especie de percepción extrasensorial. Oirá el sonido de diversos instrumentos musicales. Estos dulces sones musicales son símbolo del Sakara Brahmán y son los primeros resultados de la meditación. Durante las etapas preliminares de la meditación, los órganos sensoriales se vuelven hipersensibles. Esta aguda sensibilidad le permite al aspirante responder a visiones y sonidos extraordinarios. Con el tiempo, esta facultad de hipersensibilidad o de percepción extrasensorial se va desarrollando en la más elevada facultad de poder oír la Voz del Silencio misma. Hay sonido en esta Voz del Silencio: es el Pranava, el sonido primordial de Iswara, de Dios. El aspirante espiritual escuchará la repetición y la reiteración de la Voz Primordial del AUM. Estará experimentando la inefable e inexplicable dicha del estado de supraconciencia.
Durante la meditación profunda, hay algunos aspirantes espirituales que sienten que sus cuerpos se han vuelto pesados y que no pueden moverse libremente. Otros experimentan una sensación de extremada liviandad y levitan hacia arriba. Hay otros que experimentan sensaciones de temblores y escalofríos. Los aspirantes tenaces y mentalmente estables, sin embargo, no se dejarán amilanar ni desconcertar por estas experiencias supranormales: continuarán con su práctica, sin, dejar que sus fantásticas vivencias la obstaculicen.
Ramakrishna Paramahamsa pasó por todas estas etapas de la meditación, desde las formas a lo carente de forma. Durante su evolución espiritual la Divina Madre se le reveló como Kali. No obstante, el Alma carece de forma. Es por ello que se le aconseja al aspirante dejar tras de sí todas las formas y nombres y esforzarse por alcanzar la experiencia del Dios sin forma. El Brahmán Absoluto, sin forma ni atributos confiere el más elevado de los éxtasis espirituales. El aspirante es embelesado y arrobado por la Divina inspiración del Dios sin forma. Experimenta una dicha perfecta. Este estado de meditación supraconsciente habrá trascendido toda dualidad. Es el estado del conocimiento unitivo de Brahmán. Es perdurable y trasciende todos los atributos y sentimientos.
Un novicio habrá de comenzar por la meditación en el Dios con forma. Habrá de observar todas las restricciones. Habrá de ser regular y puntual en su práctica. Un brote nuevo tiene que ser protegido de los animales: tendrá que ser rodeado con un cerco hasta que se convierta en un árbol. Después de eso, el cerco se hace innecesario. De manera similar, se requiere de normas y reglamentaciones para los principiantes en la práctica espiritual. Un aspirante espiritual avanzado ya no dependerá de apoyos externos. Podrá entrar en trance cuando quiera. La meditación se convierte en algo espontáneo y habitual para él.
Hay que distinguir la meditación de la concentración. La concentración es la primera etapa de este proceso que habrá de ser seguido por la contemplación y la absorción. Esta absorción conduce a la meditación. La meditación no constituye el monopolio de ninguna religión en particular. Representa un programa universal y pragmático para ganar el conocimiento unitivo de la Divinidad.
del libro Lluvias de Verano.
- Sathya Sai Baba.